La vida personal de un obrero del Señor está íntimamente relacionada con su obra. Por lo tanto, a fin de determinar si alguien es apto para ser empleado por Dios, es necesario considerar su carácter, hábitos y conducta. Esto tiene que ver con la constitución de su carácter y la formación de sus hábitos. Tal persona no sólo requiere de cierta experiencia espiritual, sino una constitución apropiada en su carácter; el Señor tiene que forjar un temperamento apropiado en ella. Son muchas las características que deben ser edificadas, cultivadas y desarrolladas en un obrero del Señor a fin de formar en él los hábitos apropiados. Dichas características pertenecen más a su hombre exterior que a su hombre interior. A medida que estas características se formen en su hombre exterior, éste llegará a ser más útil al Señor. Se requiere de mucha gracia y misericordia de parte de Dios para que esto ocurra. El carácter no se forma de un día para otro. Pero si dicho obrero recibe la suficiente luz de parte del Señor y si sabe escuchar la voz constante de su Señor, Dios por Su misericordia reconstruirá en resurrección un nuevo carácter en él y los elementos naturales e indeseables de su persona serán restringidos y juzgados y no tendrán más cabida en su ser. A continuación mencionaremos algunas lecciones que todos los obreros experimentados del Señor han comprendido y han asimilado. Si alguno carece de alguna de estas lecciones, fracasará en su servicio.
jueves, 30 de octubre de 2014
lunes, 21 de julio de 2014
La Soberanía de Dios Y La Responsabilidad del Hombre
En este estudio nuestro deseo es dejar que las Escrituras hablen por sí mismas y examinar ambos lados del asunto. La Palabra de Dios enseña claramente tanto la soberanía de Dios como la responsabilidad del hombre. A veces estas verdades parecen ser irreconciliables para nuestras diminutas y limitadas mentes. No podemos entender cómo ambas pueden ser verdad. Dios no nos ha dicho que tenemos que entender plenamente estas cosas; sin embargo, tenemos que inclinarnos humildemente ante la autoridad de Su Palabra y creer lo que Dios ha revelado, aunque no podamos comprenderlas bien. La soberanía divina y la responsabilidad humana son como las líneas del tren. Cuando las miramos, parecen ser paralelas y no podemos ver cómo podrían unirse, pero cuando las miramos a mucha distancia en el horizonte, se tocan. Así es con estas verdades que Dios nos revela. Nosotros tenemos problemas para ver cómo se juntan, pero en la mente de Dios no hay problema alguno.
domingo, 1 de septiembre de 2013
La Justicia Divina Frente A La Justicia Humana
miércoles, 22 de mayo de 2013
miércoles, 8 de mayo de 2013
La desilusión: Cuando nuestras aguas amargas se vuelven dulces
Para un mejor sonido usar audifonos
Les quiero ofrecer una disculpa ya que mencioné al profeta Jeremias en lugar del profeta Elías. La referencia biblica es 1 de reyes 18: 1-40 para los que quieran leer la historia.
Bendiciones
domingo, 5 de mayo de 2013
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