miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Es correcto que una esposa trabaje fuera de su hogar? ¿Cuáles deben ser sus prioridades?

Esta pregunta no se puede contestar con un simple sí o no. Solo se puede dar un claro entendimiento de las prioridades de Dios para la mujer. Una prioridad fundamental para cada mujer cristiana es de vivir sensiblemente.

A su nivel más básico, una mujer sensible es una quien entiende las prioridades de Dios para su vida y vive una vida auto-controlada y ordenada consistente con esas prioridades.

 ¿Cuáles son las prioridades de Dios para la mujer? Siete prioridades de una esposa piadosa se encuentran en Tito 2:3-5 donde Pablo exhorta a las mujeres mayores a enseñar “a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. 

El fallar a vivir de acuerdo con estas siete prioridades, causará que la Palabra de Dios no sea honrada. Por otro lado, la esposa quien ordena su vida de acuerdo a estas prioridades honrará la Palabra de Dios.

Siete prioridades de una esposa piadosa
Primeramente, las esposas deben amar a sus esposos. Este mandamiento es simple e indiscutible. No hay condiciones o excepciones. No es solamente una virtud que amen a sus esposos, pero pecan si no los aman. Pablo no se está refiriendo al amor romántico o sexual, aunque eso tiene un lugar muy importante y apropiado en el matrimonio. Él está hablando de un amor comprometido que las esposas piadosas escogen tener para con sus esposos, así como esposos piadosos escogen tener para con sus esposas (Efesios 5:25, 28). El término se refiere a un amor dispuesto y determinado que no se basa en el mérito del esposo, y en cambio se basa en el mandamiento de Dios y eso se extiende con el corazón cariñoso y obediente de una esposa. Aun los esposos no aptos para el amor, insensibles, infieles y egoístas deben ser amados. Esta clase de amor entre esposos y esposas incluye devoción incondicional, y es una amistad que es fuerte y profunda. Y cuando una esposa verdaderamente no ama a su esposo, ella debe en obediencia al Señor entrenarse a amarlo.