domingo, 1 de septiembre de 2013
La Justicia Divina Frente A La Justicia Humana
miércoles, 22 de mayo de 2013
miércoles, 8 de mayo de 2013
La desilusión: Cuando nuestras aguas amargas se vuelven dulces
Para un mejor sonido usar audifonos
Les quiero ofrecer una disculpa ya que mencioné al profeta Jeremias en lugar del profeta Elías. La referencia biblica es 1 de reyes 18: 1-40 para los que quieran leer la historia.
Bendiciones
domingo, 5 de mayo de 2013
domingo, 28 de abril de 2013
viernes, 26 de abril de 2013
Acudir a Cristo por gozo es un don de Dios
Para un mejor sonido usar audifonos.
Me disculpo con ustedes, el verso para reflexión es 2 de Crónicas 7:14 y no 2 de Crónicas 6:34.
Bendiciones
sábado, 9 de marzo de 2013
La Incapacidad Humana
"Venir a Cristo" es una frase muy común en la Santa Escritura. Se usa
para describir esas acciones del alma por las que, abandonando de
inmediato nuestros pecados y nuestra justicia propia, volamos hacia el
Señor Jesucristo y recibimos Su justicia para revestirnos con ella y Su
sangre para que sea nuestra expiación. Venir a Cristo, entonces,
encierra el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en el
Señor Jesucristo. Incluye en sí todas esas cosas que son el
acompañamiento necesario de estos grandiosos estados del corazón, tales
como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la
sumisión del alma a los mandamientos del evangelio de Dios y todas esas
cosas que acompañan el amanecer de la salvación en el alma.
Venir a Cristo es la única cosa esencial para la salvación de un pecador. Quien no viene a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está todavía en "hiel de amargura y en prisión de maldad." Venir a Cristo es el primerísimo efecto de la regeneración. En el momento en que el alma es vivificada, de inmediato descubre su condición perdida, y se horroriza ante esa condición, busca refugio y creyendo que Cristo es el refugio adecuado, vuela hacia Él y descansa en Él.
Donde no existe este venir a Cristo, no hay una señal cierta de una nueva vida. Donde no hay una vida nueva, el alma está muerta en delitos y pecados y estando muerta no puede entrar en el reino de los cielos. Tenemos frente a nosotros un aviso muy sorprendente, incluso detestable para algunas personas. Venir a Cristo, que es descrito por muchas personas como la cosa más fácil del mundo, es considerado por nuestro texto como algo total y enteramente imposible para cualquier hombre, a menos que el Padre le lleve a Cristo.
Venir a Cristo es la única cosa esencial para la salvación de un pecador. Quien no viene a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está todavía en "hiel de amargura y en prisión de maldad." Venir a Cristo es el primerísimo efecto de la regeneración. En el momento en que el alma es vivificada, de inmediato descubre su condición perdida, y se horroriza ante esa condición, busca refugio y creyendo que Cristo es el refugio adecuado, vuela hacia Él y descansa en Él.
Donde no existe este venir a Cristo, no hay una señal cierta de una nueva vida. Donde no hay una vida nueva, el alma está muerta en delitos y pecados y estando muerta no puede entrar en el reino de los cielos. Tenemos frente a nosotros un aviso muy sorprendente, incluso detestable para algunas personas. Venir a Cristo, que es descrito por muchas personas como la cosa más fácil del mundo, es considerado por nuestro texto como algo total y enteramente imposible para cualquier hombre, a menos que el Padre le lleve a Cristo.
martes, 26 de febrero de 2013
Estudios en Romanos: llevando las cargas de otros
“Los fuertes en la fe debemos apoyar a los débiles, en vez de
hacer lo que nos agrada.2 Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el
fin de edificarlo.3 Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo sino que,
como está escrito: «Sobre mí han recaído los insultos de tus detractores.»4 De
hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin
de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra
esperanza.
5 Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda
vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús,6 para que con un
solo corazón y a una sola voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo.
Introducción.
Siguiendo el tema de la semana pasada sobre los débiles en la fe, ahora entramos más de lleno sobre nuestra actitud hacia los demás hermanos(as)
Lección: 1. Fuerte en la Fe — El tema de el débil y el fuerte en la fe continúa en este capítulo 15. Notemos que el apóstol Pablo se consideraba “fuerte en la fe” y exhorta a buscar esa armonía necesaria como parte del Cuerpo de Cristo. Lo fuertes en la fe tienen una conciencia libre de culpa en cuanto a las leyes ceremoniales de la comida. Nada es inmundo para el fuerte en la fe.
a. Ahora, el fuerte en la fe se encuentra con que debe guardar la ley del amor, en la que pone sus intereses después de los intereses de sus hermanos.
b. Comenzando nuestra lección, encontramos que el tema es DIFÍCIL para el ser humano. Por eso debemos aclarar que para uno poder ser obediente a Dios, lo primero es entregando nuestras vidas a JESUCRISTO como Salvador personal; porque es solamente con la ayuda de Dios, que el creyente puede ser obediente a la Palabra de Dios.
Introducción.
Siguiendo el tema de la semana pasada sobre los débiles en la fe, ahora entramos más de lleno sobre nuestra actitud hacia los demás hermanos(as)
Lección: 1. Fuerte en la Fe — El tema de el débil y el fuerte en la fe continúa en este capítulo 15. Notemos que el apóstol Pablo se consideraba “fuerte en la fe” y exhorta a buscar esa armonía necesaria como parte del Cuerpo de Cristo. Lo fuertes en la fe tienen una conciencia libre de culpa en cuanto a las leyes ceremoniales de la comida. Nada es inmundo para el fuerte en la fe.
a. Ahora, el fuerte en la fe se encuentra con que debe guardar la ley del amor, en la que pone sus intereses después de los intereses de sus hermanos.
b. Comenzando nuestra lección, encontramos que el tema es DIFÍCIL para el ser humano. Por eso debemos aclarar que para uno poder ser obediente a Dios, lo primero es entregando nuestras vidas a JESUCRISTO como Salvador personal; porque es solamente con la ayuda de Dios, que el creyente puede ser obediente a la Palabra de Dios.
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