“Los fuertes en la fe debemos apoyar a los débiles, en vez de
hacer lo que nos agrada.2 Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el
fin de edificarlo.3 Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo sino que,
como está escrito: «Sobre mí han recaído los insultos de tus detractores.»4 De
hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin
de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra
esperanza.
5 Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda
vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús,6 para que con un
solo corazón y a una sola voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo.
Introducción.
Siguiendo el tema de la semana pasada sobre los débiles en la fe, ahora
entramos más de lleno sobre nuestra actitud hacia los demás hermanos(as)
Lección:
1. Fuerte en la Fe — El tema de el débil y el fuerte en la fe continúa en este
capítulo 15. Notemos que el apóstol Pablo se consideraba “fuerte en la fe” y
exhorta a buscar esa armonía necesaria como parte del Cuerpo de Cristo. Lo
fuertes en la fe tienen una conciencia libre de culpa en cuanto a las leyes
ceremoniales de la comida. Nada es inmundo para el fuerte en la fe.
a. Ahora, el fuerte en la fe se encuentra con que
debe guardar la ley del amor, en la que pone sus intereses después de los
intereses de sus hermanos.
b. Comenzando nuestra lección, encontramos que el
tema es DIFÍCIL para el ser humano. Por eso debemos aclarar que para uno poder
ser obediente a Dios, lo primero es entregando nuestras vidas a JESUCRISTO como
Salvador personal; porque es solamente con la ayuda de Dios, que el creyente
puede ser obediente a la Palabra de Dios.