domingo, 25 de julio de 2010

Comparte tu luz y el mundo se iluminará

ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Mateo 5:15

Había una vez, en una ciudad de Oriente, un hombre que caminaba por las calles llevando encendida una lámpara de aceite. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo y le dice: - ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...Entonces, el ciego le responde: - Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco de memoria la oscuridad de las calles. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...

No sólo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan servirse de ella. Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para que sea visto por otros, aunque aparentemente no lo necesite. Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil... Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás...¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento... Qué maravilloso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás! Sin fijarnos si lo necesitan o no... Llevar luz y no oscuridad... Si toda la gente encendiera una luz el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad...Todos pasamos por situaciones difíciles a veces. Todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas. Todos sufrimos en algunos momentos. Lloramos en otros. Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros... Al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón herido... Nuestro dolor es y fue importante pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevarlo... LUZ!... demos luz.
“Nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo.
Compartir nuestra luz no la desvanece, sino que, por el contrario, la hace crecer.
El compartir nos enriquece, en lugar de hacernos más pobres.
Los momentos más felices son aquellos que hemos podido compartir.
Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.”

“Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina
en la oscuridad, sino que tendrá la luz de vida.”Juan 8:12

Autor: desconocido

No hay comentarios:

Publicar un comentario